Quema objetos y descubre secretos en una chimenea peculiar.
Little Inferno, desarrollado por Tomorrow Corporation, es un juego que va más allá de su simple premisa de quemar objetos en una chimenea. Es una crítica mordaz a la sociedad de consumo, disfrazada de una experiencia interactiva peculiar y hasta cierto punto, inquietante.
El juego te pone en la piel de un niño que recibe una Chimenea Interactiva Little Inferno, y te anima a quemar una variedad de objetos, desde juguetes hasta tarjetas de crédito y baterías. A medida que quemas, desbloqueas nuevos catálogos con objetos aún más extravagantes para alimentar las llamas. La mecánica es simple, pero adictiva, y el juego te atrapa con su atmósfera única y su banda sonora melancólica.
Sin embargo, Little Inferno es más que un simple juego de quemar cosas. A medida que avanzas, la narrativa te va revelando pistas sobre un mundo exterior que se encuentra congelado en un invierno eterno. La única conexión con ese mundo son los catálogos, que se van volviendo cada vez más extraños y oscuros, reflejando una sociedad obsesionada con el consumo y la gratificación instantánea.
Es a través de estos catálogos y pequeñas interacciones con personajes que no vemos, que Little Inferno construye su crítica. El juego te hace cuestionar la naturaleza de la felicidad y la satisfacción en un mundo donde todo se puede obtener con solo un clic. Te hace reflexionar sobre el impacto ambiental de nuestro consumo desenfrenado y la desconexión que existe entre nuestra comodidad doméstica y las realidades del mundo exterior.
Little Inferno es un juego que no te dejará indiferente. Es una experiencia atmosférica e inquietante que te hará pensar sobre tu relación con el consumo y tu lugar en el mundo. Su narrativa sutil y su jugabilidad simple lo convierten en una obra maestra del diseño independiente.
A pesar de que el juego no ha recibido actualizaciones desde el 2016, sigue siendo una experiencia relevante y conmovedora en el panorama actual. Little Inferno es un juego que te atrapa por su sencillez y te deja pensando mucho después de haber apagado la última llama.